Y aquí estamos.
Confirmado que el apocalipsis universal era parte de una construcción simbólica
cuya importancia radica en el llamado a la reflexión continua sobre nuestras
vidas. Es entonces un hecho que la conciencia es el camino para aquellos
deseosos de trascendencia. Así los mayas, así la vida. Bienvenido 2013.
La variedad es
regla hasta para comenzar una nueva era. Están los bien sabidos –y poco
rentables- propósitos, y están las posturas más honestas que marcan ciertos
objetivos a cumplir. Sinceridad y autoconocimiento parecen ser la clave. En
gastronomía el respeto por el origen podría, y en algunos casos debería, ser un
camino.
Las
definiciones de vanguardia son complejas. Históricamente se le considera el
periodo más reciente, en el que se vive actualmente, todo aquello que esté
construido –o destruido- en los últimos cinco años hasta el presente. En
contraste, el concepto de tradición dicta que es todo aquello comprendido en el
periodo histórico de tres a cinco generaciones anteriores a la que vivimos
actualmente. Y si se considera que cada generación está comprendida entre 30 y
50 años, las cuentas se hacen más sencillas.
En otras
ocasiones he marcado la paradoja del origen
como destino. La vanguardia es así, paradójica. La gastronomía la resuelve
a golpe de conocimiento sobre los fuegos ancestrales y en México parece un tema
cada día más explorado.
La complejidad
de los orígenes de la cocina mexicana es una condición bien conocida y en cada
guiso parece existir una fuente inagotable de evolución. Pero es que en
gastronomía mexicana, la vanguardia no solamente es una oportunidad para
reconocer los orígenes sino una ventana para observarlos desde nuevas
perspectivas o ángulos. Así, la vanguardia nacional depende entonces de los
enfoques personales o colectivos de los involucrados, de filtrar los
conocimientos ancestrales o tradicionales por el tamiz de la filosofía
personal, y de la reflexión sobre el conocimiento existente.
En resumen, la
vanguardia es aproximación. Es un discurso filosófico materializado en
platillos, una visión particular sobre el presente conectado con el pasado, sea
reciente o antiguo. En consecuencia, lo materializado depende de la
profundidad, conocimiento, experiencia, intención, necesidad, obsesión, pasión,
y un sinfín de actitudes que muchas veces se abstraen bajo el término de
CREATIVIDAD. Como si esta palabra fuera la llave, los cocineros mexicanos
vanguardistas exploran su posición ante el México de esta era, el pasado y,
para profundizar el panorama, el futuro.
La cocina
mexicana de vanguardia puede considerarse como una auténtica cruzada. Un camino
hacia lo desconocido con la conciencia de que una vez recorrido, las
posibilidades de trascendencia son muchas, pero también las de fallar y quedar
en el olvido. De ese tamaño es la apuesta, por eso la conciencia debiera ser el
principal motor de toda acción vanguardista. Internarse a un cenote en Yucatán
es en realidad suspenderse de una cuerda que sostiene al explorador a al suelo para profundizar en un submundo que pareciera siempre haber estado ahí.
En la gastronomía pasa lo mismo.
Diego Hernández, de Corazón de Tierra en Ensenada. |
Como si se
tratara de un presagio, las penínsulas mexicanas podrían ser fuente, motivo y
sede para aproximaciones post vanguardistas. Un espacio, fuera del centro del
país, para advertir un futuro distinto. En una improvisada, extraordinaria y
muy anhelada conversación con Diego Hernández, proactivo cocinero de Corazón de
Tierra en Ensenada, coincidimos que su terruño tiene ventajas identitarias que
le podrían permitir ser un espacio de innovación total. A comparación del resto
de México, la Baja tiene una menor referencia histórica que disminuye la
capacidad de sus habitantes de conectarse con su tierra tal como lo haría un
oaxaqueño, chiapaneco o yucateco. Casi todos migraron hacia allá de otras
partes del país, y solo una o dos generaciones
son las que nacimos ahí con plena conciencia de que no venimos de otro
lado, de que el sitio nos pertenece y viceversa, me dijo Diego.
Esta
diferencia, continuó, hace que la juventud esté en plena construcción de su
identidad, con plena conciencia de que de nosotros depende el camino que puedan
tomar nuestras ciudades, y de que nuestros nietos se sientan tan orgullosos de
ser bajacalifornianos como un oaxaqueño de Oaxaca. Y la conciencia sigue siendo
la clave.
Podría parecer
que la paradoja de origen como destino se rompe con la aparición de este fenómeno,
pero al contrario, en realidad los nacidos en ese estado están fundado su
origen y lo entienden como la única clave para su futuro. En realidad al
construir sus orígenes son más conscientes de su propio destino. No podría ser
más paradójico, más complejo, y más gastronómicamente confrontador.
En la otra
península -y pareciera ser un reflejo disímil, pero reflejo al fin- existe toda
la carga histórica maya. Más de 2 mil años de antigüedad que parecen
desvanecerse entre ex haciendas henequeneras y ciudades hiper turísticas.
Pero justo
aquí, en la zona maya, se determinó el cambio de era. Justo aquí se tiene una
sensación de eterna conexión con el pasado combinada con necesidades de
evolución. Desde hace algunos años los hoteles en Cancún o Playa del Carmen son
referencia para entender la vanguardia culinaria aterrizada en hoteles muchas
veces incomprensibles en el marco del resto de la península. Sin embargo,
algunos mexicanos con deseos de triunfo y evolución se apropiaron poco a poco
de cocinas que hoy son reconocidas como un terreno de innovación y propuesta.
Jonathán Gómez
Luna, de Le Chique en Azul Sensatori, y Xavier Perez Stone, de Cocina de Autor
en Grand Velas. Ambos en hoteles de extremo lujo con distintas aproximaciones,
con necesidades similares y contextos complejos.
Ofrecer
vanguardia en un hotel siempre es un reto. Si no, preguntemos a Paco Morales o
Dani García, ambos en España, líderes en la materia y que han vivido en carne
propia estas vicisitudes.
Y al final, la
propuesta más actual, como si se tratara de la confirmación de ese presagio y
de la paradoja, el vocablo maya k’u’uk significa origen. Así el restaurante,
así su propuesta.
La vanguardia mexicana puede ser tomada
como una oportunidad para reflexionar sobre el origen, en singular o en plural,
aquel que da forma a lo individual o que construye lo social.
En gastronomía, aquellos que
representan los fogones nacionales dentro y fuera de México toman con
frecuencia a la cocina tradicional como un punto de partida, referencia de
identidad para sus propuestas en libertad de expresión, sin embargo, no es
condición sine qua non para el
establecimiento de sus filosofías sobre cocina mexicana. Por el contrario, la
línea condicionante pareciera la libertad.
Y es que vanguardia en México, y en el
mundo, es sinónimo de ser libres. Entendida socráticamente como la
autoimposición reflexiva de límites (físicos, mentales y morales) desde los que
el individuo hace su vida sin afectar a terceros, e incluso con la que esos
terceros podrían beneficiarse de esa actividad. Persecución infinita del bien común.
Jonatán Gómez Luna, de Le Chique, pionero en Playa del Carmen. |
La creatividad, como lo detallé, es un
término que sirve ocasionalmente para aproximarse a lo nuevo. Se es creativo
cuando se propone, pero también cuando se debate o se defiende. La creatividad,
en esencia, es la manera individual de aproximarse a algo, como si fuera un
cristal para mirar la realidad; entre más nuevo, distinto, cóncavo o convexo
sea el cristal, la interpretación personal de la realidad se diferenciará de
otras. La materialización de la creatividad puede ser un nuevo platillo, una
nueva forma de ver las tradiciones, un nuevo discurso, un nuevo horno, un nuevo
producto, o una nueva discusión sobre cómo podrían ser las cosas distintas, no
mejores o peores, sino solo distintas. Así en todos los temas de la sociedad, y
en la gastronomía (una de las máximas representaciones social) no funciona
diferente.
Jonatán Gómez Luna, Juan Pablo Loza,
Xavier Pérez Stone y Mario Espinosa son cuatro nombres reconocidos en la
gastronomía nacional, y su expansión al ámbito internacional es promisorio e
inminente. Los cuatro habitantes no oriundos de la península de Yucatán con
aproximaciones distintas sobre cocina mexicana y siempre atentos de su papel
como difusores de la cultura desde sus fogones.
Jona y Xavi,
establecidos en hoteles de gran prestigio en la paradisiaca Playa del Carmen.
Sus conceptos son fuente de inspiración para otras cocinas, y son líderes
totales de la vanguardia mexicana en la zona. Ambos cuentan con menús
degustación que más bien son festivales. Un recorrido de sabores, técnicas y
necesidades creativas muy a sus estilos. Sólidos y posesionados de esta nueva forma
de hacer cocina mexicana, su apuesta sigue siendo explorar nuevas vertientes de
lo nacional. Con lugares que más que promesas son un total llamado a la
introspección vanguardista desde la contradictoria Península de Yucatán.
Juan Pablo Loza, de Maroma Resort. |
Unidos
a ellos está Juan Pablo Loza, un
formado en los fuegos franceses conducidos por el extinto Olivier
Lombard, cuyo
camino ha desembocado en la cocina mexicana a cargo de los Maroma
Resort. Su
apuesta, como la de los otros dos, sigue siendo la de acercar al turismo
a una
cocina mexicana con fundamento y congruencia con el contexto, con
esencia desde
la raíz. Con una nueva idea de abrir un espacio denominado Aldea Maya en
donde materializa su evolución personal, más sensible, más próximo al
origen con idea clara sobre lo que ese tipo de turismo premium requiere:
un espacio donde reconozca lo esencial de la cocina regional, sin luz,
sin gas, sólo fogones de leña, sólo cocciones enterradas, solo platos
directos, sin tropiezos, sin enmascaramientos. Sin aire acondicionado y
cercano a la tierra.
En Mérida, la capital yucateca y por
mucho la principal ciudad del sureste mexicano, la batalla por los fuegos
vanguardistas se desarrolla cotidianamente con fines similares y formatos
distintos. A Roberto Solís debe reconocérsele el haber abierto el mar por
mitades cuando en Yucatán nadie pensaba en vanguardia. Christian Bravo dejó en
las Haciendas (proyectos del banquero Roberto Hernández que consisten en
recuperar exhaciendas henequeneras para convertirlas en hoteles boutique de
extremo lujo) platos y experiencias imposibles de olvidar. Hacienda Xcanatún,
proyecto privado de Christina Baker, es un referente de buena cocina con
extraordinario hospedaje y Mario Espinosa partió plaza en el hotel boutique
Rosas & Xocolate al introducirse a la cocina local desde su personal
aproximación vanguardista.
Y entonces comenzó el origen, abrió sus
puertas K’u’uk a mitades de 2012. Como presagio adelantado del origen como
destino este vocablo maya significa eso, origen, brote, renacer. Con una
inversión de varios millones de pesos y una voluntad de constituirse como un
espacio único en su tipo, Mario Espinosa tomó estos fuegos para continuar su
percepción de la cocina mexicana contemporánea.
Mario Espinosa, de K'u'uk. |
Platos limpios, con una necesidad
creativa irrenunciable, el menú de Espinosa evoluciona constantemente. Busca la
perfección sin olvidar su lugar en la historia. Cuando se busca, la vida
exitosa está asegurada.
A pesar de este favorecedor escenario,
quedan preguntas. ¿qué pasa con esas generaciones nuevas que cada día están más
próximas a sus predecesores? ¿en qué lugar quedan aquellos cuyos actos no son
tan mediatizados y su alcance es menor pero no menos exitoso? ¿dónde estarán
estos nombres en los próximos cinco años?
Pero la más importante de todas: ¿qué
es la vanguardia mexicana? Sin rodeos, para mi la vanguardia sigue siendo
aproximación. Es conciencia sobre el lugar que ocupamos en la historia,
entendimiento que no somos principio ni fin, solo un eslabón en una cadena
interminable. Lo bello de la vida está en convertirnos, individual o
colectivamente, en eslabones dorados. En nexos históricos que trasciendan. En
voluntariosos por aportar algo a la humanidad antes de sólo regodearnos con los
actos propios y ajenos. Al final, vanguardia también es búsqueda. Ser
vanguardista, es buscar eternamente, aproximarte eternamente a la realidad,
interpretarla, decodificarla y regresar nuevos códigos al mundo. Vanguardia es,
sin dudas, origen y destino.
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