MÉRIDA,
Yucatán. Las bahías de Chixchulub, Yucatán, recuerdan hasta en su nombre la
importancia simbólica de la zona. Cola de fuego o cola del diablo es una
aproximación a la traducción de este vocablo maya. Hace 65 millones de años
pasó un meteoro que cambió la historia de la Tierra y el recuerdo queda en la
piedra caliza de Mérida, los cenotes y en el nombre de este poblado muy alejado
de la modernidad. Y a veces a nadie parece importarle; recordarlo o saberlo
parece síntoma de erudición en lugar de ser cotidianidad para aquellos
radicados en la zona.
En Mérida
se respira aire puro que poco a poco se contamina por el exponencial
crecimiento demográfico. La ciudad más pacífica de México es atractivo
turístico y residencial. El éxodo regiomontano, sonorense, tamaulipeco,
coahuilense y hasta chihuahuense hará crecer del millón de habitantes a los
tres o cinco millones en el siguiente lustro. Mérida probablemente no está
preparado para este crecimiento y la Ciudad de la Paz ya no lo será tanto.
Aquí, el
sexenio de la gobernadora Ivonne Ortega terminó y legó el Museo del Mundo Maya.
Espectacular obra que recuerda a esta civilización que determinó el cambiomde
ciclo solar para 2012. Con honestidad museográfica, se convierte en el primer sitio
que honra a las históricamente vapuleadas etnias mayas que construyeron un
camino arduo al paso la guerra de castas, los conflictos por la sal y la miel,
y la cruda moral, económica y social post embriaguez henequenera. En muchos
sentidos, las etnias mayas conservan sus tradiciones con conflictos y luchas
que no son intención de este texto.
A pesar
de esta construcción y del trabajo museográfico adecuado, en Mérida no se
respira la idea del 2012. Parece como si hubiera llegado tarde o como si nunca
hubiera llegado el aviso que desde estas tierras, bajo esta cúpula celeste,
sobre estos cenotes milenarios se diseñó el calendario que predecía al 21 de
diciembre de 2012 como el fin del ciclo solar para dar paso a uno de cambios
sustanciales.
Falta de
visión, circunstancias económicas o magnífico descuido de la autoridad. Suena extraño
que un gobierno no haya impulsado acciones monumentales para la celebración de
lo que millones de personas están pendientes alrededor del mundo: el amanecer
del 22 de diciembre, un día después del final.
Tal vez en otras circunstancias
políticas se hubiera dado, pero el sexenio de Ortega terminó hace dos meses y
el gobierno entrante recibió solo el Museo. Suena confuso, pero en política
nada lo es. Sin entrar en detalles, el final del calendario maya no se respira
en Yucatán; tal vez fuera de México, pero aquí definitivamente no.
Nueva era: KUUK Investigación
Los mayas
no planteaban catástrofes para el fin de los tiempos, sino solo una advertencia
sobre una nueva etapa de conciencia. En realidad es un llamado de atención, un
halo de esperanza. Para quienes nos dedicamos a la observación del mundo, el
cambio de era significa cambios personales vertidos en lo social.
Personalmente, una definición constante de la vida profesional y la personal,
un entendimiento propio del 2012 que termina y las posibilidades de innovación
y caminos prometedores en 2013.
A
principios del mes pasado, el concepto KUUK Restaurant en Mérida y un servidor
diseñamos una alianza estratégica para la creación de un Centro de Investigación
Gastronómica basada en la metodología que vengo difundiendo desde hace más de
dos años. Esta es la primera vez que se construye algo así en México: invertir
en investigación con el único interés de la vocación científica de generar
conocimiento. Inspirados por los modelos europeos de Mugaritz y Nerua con el
Grupo Creativo IXO, Fundación Alicia y elBulli Foundation dimos un primer paso
que no se había dado hasta ahora. Gracias a la inventiva de Eduardo Rukos,
Pedro Evia y el genial cocinero Mario Espinosa, KUUK Investigación nace en el
preciso lugar donde alguna vez se predijo el supuesto final de los tiempos. Las
coincidencias no existen. Solo la fe y el trabajo arduo que dejan
satisfacciones y amistades imposibles de medirse. Gracias a ellos tres por
creer que 2013 es el año del cambio total.
Así que
la metodología de investigación que alguna vez fue creada como un sueño hoy
sigue transformándose en realidad ahora desde Mérida. Aquí ofrecí el primer
Taller de Investigación, y una vez más, aquí se crea un nuevo concepto único en
México.
Feliz Nuevo Katún
Aprovecho
estas últimas líneas del año para desearle buenas y divertidas fiestas. Si
usted está leyendo este texto antes o justo el 21 de diciembre, confiemos
plenamente que la mañana del 22 tendrá un espectacular cielo y aires de
renovación. Si está leyendo esto después del 21: ¡Felicidades!, usted fue uno
de los que sobrevivió al apocalipsis y a las predicciones más fantásticas de la
historia de la humanidad. Siéntase contento de que usted presenció la historia,
es más, que usted es parte de este momento único en el que la humanidad pensó
que había llegado a su fin. Le invito a salir de donde está, mirar un momento
al cielo y presenciar la fuente y origen de la sabiduría maya. Sin duda encontrará
algo sorprendente, el cielo por sí mismo lo es.
Felices fiestas: coma, beba,
celebre, alimente el espíritu que por fin se terminó el viejo sol. Uno nuevo
nos espera y nos sonríe con la promesa de caminos divertidos. 2013 viene en
grande.
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